Tu piel es la única barrera que protege tu cara frente a los daños de factores externos como la contaminación, la radiación solar, los cambios bruscos de temperatura, el maquillaje, el sudor, las células muertas, etc.
La buena noticia es que una limpieza de cara contribuye a frenar esos daños. La menos buena es que si esa limpieza no se realiza cada noche y de un modo rutinario, la piel se irá debilitando y tenderá a enrojecerse.
Esto es debido a que los poros se cierran por el efecto de las toxinas y la polución. Y como consecuencia de ello, la piel no se oxigena, no se depura, no llega a hidratarse adecuadamente, se desequilibra y altera sus funciones, pierde firmeza, elasticidad, la producción de colágeno y elastina se ralentiza y el resultado es la aparición y/o el aumento de las arrugas.
Con la limpieza conseguimos además que los activos de los cosméticos aplicados posteriormente sean más eficaces. Así que recuérdalo. Limpia tu cara cada noche y ayudarás a tu piel a frenar los daños a los que está expuesta cada día.